Con sus característicos canales rodeados por casas estrechas, bajas y torcidas del siglo 17, Amsterdam es, sin duda, una de las capitales con más encanto de toda Europa. Con una rica vida cultural y una amplia gama de entretenimiento, Amsterdam es una gran ciudad que ha sabido conservar la sensación de ser un pequeño pueblo. Amsterdam es un verdadero placer para los amantes del arte; tiene más de 50 museos, muchos de ellos famosos en todo el mundo. Destacan el Rijksmuseum, el Museo Van Gogh y el Museo Stedelijk. Para los visitantes que ya han explorado los hermosos canales y disfrutado de la animada vida nocturna, aún queda mucho más para experimentar y descubrir. El Área Metropolitana de Ámsterdam ofrece una gran variedad de atracciones y paisajes sorprendentes e inusuales.

Los habitantes de Malinas hablan con orgullo sobre su ciudad. A veces con un toque de humor, pero siempre con cariño. Este agradable ambiente te llamará directamente la atención. Pasearás entre monumentos históricas y disfrutarás de la calma en patios coloridos e iglesias. Los habitantes están orgullosos de su Gouden Carolus, la cerveza premiada que se elabora desde hace siglos. Están orgullosos de Margareta, la tía del emperador Carlos V, que hizo que el Malinas del siglo dieciséis apareciera en el mapamundi. Les gustan la artesanía y los productos regionales auténticos. Déjate seducir por el encanto de la ciudad y el buen ambiente.

"Podría decirse que la ciudad en su escenario y todo el entorno tienen algo ideal". (Johann Wolfgang von Goethe, 1797). Pocas ciudades europeas han recibido tantos elogios como Heidelberg. El misterioso castillo de Heidelberg, su pintoresco casco antiguo y, como el mismo Goethe afirmo, la perfección de su entorno: en el siglo XIX, todo ello atrajo a los artistas románticos alemanes, que inmortalizaron Heidelberg en la poesía, la música y el arte. Hoy en día, el encanto del antiguo Heidelberg se combina con un enfoque internacional y orientado al futuro.

En Múnich, elegantes boutiques, calles majestuosas y edificios monumentales conviven con pantalones típicos de Baviera, música y tabernas. Los visitantes pueden comenzar la jornada en un sencillo bar tomando codillo de cerdo y sauerkraut y terminarla en un selecto restaurante con finos manteles de hilo blanco. Además, aquí viven los habitantes más alegres de Alemania... aunque seguro que eso ya lo ha descubierto.