"Podría decirse que la ciudad en su escenario y todo el entorno tienen algo ideal". (Johann Wolfgang von Goethe, 1797). Pocas ciudades europeas han recibido tantos elogios como Heidelberg. El misterioso castillo de Heidelberg, su pintoresco casco antiguo y, como el mismo Goethe afirmo, la perfección de su entorno: en el siglo XIX, todo ello atrajo a los artistas románticos alemanes, que inmortalizaron Heidelberg en la poesía, la música y el arte. Hoy en día, el encanto del antiguo Heidelberg se combina con un enfoque internacional y orientado al futuro.

El futuro se presenta deslumbrante para la ciudad de la luz. Eindhoven es la quinta mayor ciudad de los Países Bajos y es una metrópoli moderna construida en torno a una famosa industria de lámparas y bombillas. Además de ser un centro empresarial de gran actividad, es un magnífico destino para viajes de fin de semana con calles peatonales llenas de gente, que ofrecen la posibilidad de ir de compras y disfrutar de la gastronomía. Alquile una bicicleta y únase a los cientos de ciclistas que exploran esta ciudad verde y accesible sobre dos ruedas. Los apasionados de la cultura se dirigen al Van Abbemuseum, que posee una de las diez mejores colecciones de arte moderno de todo el mundo. Combine esto con su famoso equipo de fútbol y un extravagante centro de conferencias situado en un platillo volante, y comprenderá que Eindhoven realmente tiene algo que ofrecer para todos los gustos.

Si bien México es popular entre los viajeros por sus interminables costas, el clima perfecto y las playas de arena, el interior del país también vale la pena explorarlo. La bulliciosa capital, Ciudad de México, con su frenético estilo de vida urbano, vecindarios artísticos y edificios históricos, ha sido descuidada durante mucho tiempo por los turistas de verano, pero ahora está siendo descubierta por curiosos excursionistas de la ciudad.

Todo en Nueva York es enorme y resplandeciente, desde las luces brillantes y las bulliciosas calles de Times Square, hasta la exuberancia de Broadway, hasta el imponente símbolo de la libertad y los ideales americanos: la Estatua de la Libertad. Un centro de finanzas y negocios, de moda y diseño, de arte, música, entretenimiento y gastronomía, esta ciudad nunca duerme. No por nada es conocida como la Capital del Mundo.

Bristol tiene algo que ofrecer a los viajeros de todos los calibres. Su pulso es el Río Avon, que serpentea su cauce a través de la ciudad, con centros comerciales, cafés y bares para cada bolsillo, y solamente a unos cuantos pasos del río en cualquier dirección, puede hacer que el tiempo fluctúe entre la herencia industrial de Bristol y enloquecedoras experiencias para su exigente paladar. Una visita a Bristol es verdaderamente una cuestión para recordar.