Leuven es sin lugar a dudas la capital mundial de la cerveza. La esencia cervecera florece aquí como en ningún otro sitio. A principios del siglo XX todavía había más de treinta fábricas de cerveza en activo dentro de la ciudad. Actualmente la mayoría de ellas ha desaparecido. AB Inbev y la casa-cervecería Domus todavía sobreviven. De esta forma Leuven se perfila también como la ciudad la cerveza por excelencia y quiere que sus visitantes vengan a disfrutar de grandes tragos de diversión.

Conducir y degustar vinos es una mala idea: necesitarás un chofer. Uno que se adapta a tu horario, te recoge directamente de tu hotel y te lleva por los mejores viñedos de Emilia-Romaña. Explora una auténtica bodega local y disfruta de tres vinos exclusivos, como Malvasia, Lambrusco y Trebbiano. Por supuesto, una selección de delicias complementará el vino, al igual que las vistas panorámicas del campo.

El Palacio de Wilanów representa una de las joyas del arte barroco de Varsovia. Por breves momentos el visitante puede sentirse como el gran vencedor de la batalla de Viena, el mismísimo rey Juan III Sobieski, quien residió aquí junto a su amadísima Marysieńka. Paséate por el parque y por los interiores del palacio, visita la Galería del Retrato o escucha las historias de grandes amores. A pesar de las vicisitudes de la historia polaca, incluidos los repartos, guerras o la ocupación, el palacio y su jardín han conservado su forma original. Es un lugar de visita obligada. Y en invierno el jardín centellea con miles de luces que lo convierten en el Jardín Real de la Luz.

Un albergue de fines del siglo XVI que exhibe el único interior cubierto con paneles de madera de roble. Tiene un auténtico techo enyesado y un impresionante jardín nudo de estilo Tudor.