El Palacio de Wilanów representa una de las joyas del arte barroco de Varsovia. Por breves momentos el visitante puede sentirse como el gran vencedor de la batalla de Viena, el mismísimo rey Juan III Sobieski, quien residió aquí junto a su amadísima Marysieńka. Paséate por el parque y por los interiores del palacio, visita la Galería del Retrato o escucha las historias de grandes amores. A pesar de las vicisitudes de la historia polaca, incluidos los repartos, guerras o la ocupación, el palacio y su jardín han conservado su forma original. Es un lugar de visita obligada. Y en invierno el jardín centellea con miles de luces que lo convierten en el Jardín Real de la Luz.

Las redes de pesca brillan intensamente en el azul del Mediterráneo mientras se secan en el muelle. Detrás de las redes se puede ver el edificio de la Bolsa, conocido como La Lonja, y que data del año 1388. El sitio donde los lugareños ahora toman su café, era donde la mayor parte del comercio del Mediterráneo tenía lugar durante la Edad Media. Palma presume de historia en cada esquina, y siendo una ciudad bulliciosa, la capital de la isla no deja de sorprender a todos los que la visitan.

Las estrechas calles de la ciudad vieja hablan de siglos de marinería, comercio intercontinental y encuentros interculturales. Dese un paseo por una de las mayores áreas de edificios antiguos en Europa, admire los palacios y visite los lujosos hoteles, tiendas y bares.

El centro de la ciudad se encuentra en la isla de Trossö. Muchos visitantes se quedan fascinados con la plaza mayor, donde también se encuentra la oficina de turismo. La estatua de Carlos XI contempla la gran plaza empedrada. Llaman inmediatamente la atención las impresionantes iglesias Fredrikskyrkan (La iglesia de Federico) y Trefaldighetskyrkan (La iglesia de la Santísima Trinidad), también conocida como la Iglesia Alemana. En torno a Stortorget y las calles peatonales de sus inmediaciones se agrupan muchos restaurantes y cafés.