Aggarön es una de las mayores islas del archipiélago de Ridö-Sundbyholm y ofrece un hermoso entorno natural y una apasionante historia. La isla cuenta con una rica vida animal y es hogar de gamos, corzos y alces. En la actualidad, la isla es uno de los tesoros del archipiélago de Västerås y un popular lugar de retiro para todos los que buscan la paz, la y tranquilidad y todo lo que ofrece la vida en el campo. Se pueden alquilar cabañas en la isla.

Östra Holmen es una de las islas más populares del archipiélago de Västerås a la que acuden los lugareños para nadar, bucear y hacer picnics. La isla está a solo a 15 minutos en barco del puerto y cuenta con playas de arena y grava ideales para niños, así como con playas naturistas. Hay un servicio regular de ferry durante los meses de verano.

Resulta muy recomendable realizar una visita al Castillo de Santa Bárbara. Ubicado en la cumbre del monte Benacantil a 166 metros de altitud, es una de las más grandes fortalezas medievales de España, desde la que se divisa a la perfección la bahía de Alicante. En días con cielo despejado se puede llegar a ver incluso la Isla de Tabarca. Se trata de una fortaleza de origen árabe, aunque apenas se conservan restos de esta época. Casi todos los hechos históricos acontecidos en la ciudad han estado directamente relacionados con el castillo y su posición defensiva, por lo que se trata de la construcción más importante de la ciudad. El castillo de Santa Bárbara toma su nombre porque, según dice la tradición popular, fue reconquistado a los árabes por el entonces infante y futuro rey Alfonso X El Sabio, un 4 de diciembre de 1247, día de Santa Bárbara . Actualmente es el lugar turístico monumental más visitado de la ciudad, gracias a la multitud de celebraciones institucionales y culturales que se celebran en él. Alberga en la actualidad el Museo de la ciudad (MUSA) que está integrado por cinco salas que se complementan con el Aljibe renacentista y con la Sala vídeo, que recoge una proyección acerca del "Espacio del dolor" (calabozos).

Todo el casco antiguo de Dubrovnik está rodeado por las murallas de la ciudad que servían como defensa contra los ataques del mar. El muro se extiende casi dos kilómetros y alcanza los 25 metros de altura en algunos lugares. Un paseo por las murallas ofrece la oportunidad ideal para disfrutar del esplendor medieval y barroco del casco antiguo.