Los beaterios de Flandes y Holanda siguen siendo oasis de silencio y tranquilidad, en los que uno casi espera ver aparecer en cualquier momento a una beata murmurando oraciones. En Gante, dos de los tres beaterios están incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Si bien el Antiguo Beaterio de Santa Isabel, en torno al actual parque de Begijnhofdries, ya no está circundado por un muro y ahora es una parte más de la ciudad, su ambiente sigue siendo único. Hoy en día, este lugar es conocido como ‘espacio sacro de tolerancia’, ya que cuenta con tres iglesias de tres denominaciones distintas: una católica, una ortodoxa y una protestante. De prado de clareo a huerto arbolado Este beaterio abierto se convirtió en el siglo XIII en lo que podría llamarse una capital de beguinas, con una iglesia, la casa de la superiora, una enfermería, una capilla, más de cien casas de beatas, un prado de blanqueo (superficie de hierba para poner la ropa al sol para que se blanquease) y un huerto de frutales. Tras la Revolución Francesa y la creciente industrialización, en 1873 los residentes se mudaron a su nuevo beaterio en Sint-Amandsberg.

El nuevo punto de referencia de Uppsala, reconocido con varios premios, cuenta con locales que se aprovechan tanto para conciertos, como para conferencias y eventos. Cuando vayas a algún concierto, bebe una copa de vino acompañada de algún tentempié mientras disfrutas de la magnífica vista. El restaurante de la planta baja sirve excelentes almuerzos y también tiene servicio cuando hay algún concierto. Se trata de un edificio que, en sí mismo, merece una visita.

Galleria Carla Sozzani muestra arte contemporáneo y comparte el espacio con una espectacular tienda de ropa, un acogedor restaurante, una librería, el hotel 3Rooms y una tienda de diseño en Corso Como 10. Vale la pena una visita para explorar todos estos sitios.